Lluvia, 5 consejos para conducir

La lluvia es el fenómeno climatológico adverso que más accidentes provoca. Para evitar engordar las estadísticas de accidentes es muy importante tu actuación al volante. Con la lluvia debemos modificar nuestra forma de conducir, la visibilidad disminuye y el suelo de vuelve muy deslizante. Se debe conducir con sentido común y seguir, en la medida de lo posible, los siguientes consejos:

Consejos conducción bajo la lluvia
¡Ojo lluvia!

REDUCE LA VELOCIDAD Y AUMENTA LA DISTANCIA.

Evitarás el denominado “efecto spray” (lluvia pulverizada y sucia que va a parar a tu parabrisas). Además, en caso de frenazo brusco, tendrás menos espacio para detener tu coche con seguridad. Es recomendable aumentar la distancia al doble de lo que iríamos separados en condiciones normales. La capacidad de frenada de un coche -incluso con ABS- sobre mojado es muy diferente respecto al firme seco.

SUAVIDAD EN LAS MANIOBRAS.

Piensa en los vehículos que circulan por detrás. Una conducción suave es mucho más segura y eficiente. Además, los otros usuarios de la carretera percibirán mejor tus movimientos y evitarás posibles colisiones. Al mismo tiempo se suave con todos los mandos de control (dirección, embrague, freno y acelerador).

LINEAS BLANCAS.

Evita pisar la pintura blanca que sirve para marcar pasos de cebra o delimita los carriles. Aunque ha mejorado su calidad, el agarre es inferior al del pavimento. Ojo sobre todo a los pasos de peatones, pues tienen gran superficie pintada y su adherencia disminuye de manera notable.

LLUVIA Y LUCES.

Las luces encendidas facilitarán que te vean. Si la lluvia es intensa, enciende las luces de niebla traseras. Cuidado con los adelantamientos. Asegúrate de tener distancia suficiente y presta atención a los camiones y autocares, que generan una gran nube de agua.

AQUAPLANING.

Atención a los charcos y balsas de agua, pueden provocar aquaplaning: un efecto producido cuando los neumáticos son incapaces de evacuar el agua que hay en la calzada y provoca que el coche se deslice por una fina capa de agua situada entre los neumáticos y la carretera. ¿Qué hacer si nos pasa? Reduce la velocidad cuando veas el charco, ¡no frenes! Levanta suavemente el pie del acelerador y sujeta con fuerza el volante. No intentes cambiar la trayectoria y, hasta que no sientas que el coche ha recuperado el contacto con el suelo, no debes frenar. Es recomendable seguir la huella del coche que nos precede porque hay menor cantidad de agua en esa zona.