Gasolineras «low-cost»
El tema de las gasolineras «low-cost» está siempre en polémica. ¿Es realmente igual el combustible que nos ofrecen?
Desde que en 2013 la Ley de Hidrocarburos abriera al publico la comercialización de combustibles, son varias las empresas que se han animado al negocio. Con esta ley, además los requisitos en cuanto a parcelas y licencias para montar una estación de servicio se rebajaron sensiblemente. De esta forma se facilita la entrada al mercado de las gasolineras.
Dicha facilidad de emprender negocio permite montar una estación en cualquier parcela industrial o centro comercial. Esto se traduce en 250 gasolineras nuevas al año aproximadamente. Se estima que este tipo de gasolineras significan ya el 30% del territorio nacional. En muchas ocasiones, son grandes módulos de rápido montaje, igual que los muebles de IKEA, pero más grandes. Un claro ejemplo:
Nace la polémica…
Pero ya sabemos que nadie regala nada, y aquí es donde surge la polémica… ¿Realmente nos ofrecen lo mismo por menos dinero?. Al fin y al cabo si es mejor o peor nosotros no lo detectamos, pero si que lo sufrirá nuestro vehículo y nuestro bolsillo. Para esto iremos analizando cada uno de los aspectos que crean polémica y el por qué de ello.
En primer lugar nace la polémica del autoservicio. En la gran mayoría de este tipo de gasolineras el cliente tiene que realizar todas las tares. Esto produce una discriminación para el acceso a personas discapacitadas. Una persona discapacitada en muchas ocasiones no podrá repostar en una gasolinera «low-cost».
Otro aspecto a tener en cuenta es la ausencia de personal. En una gasolinera de toda la vida, el dependiente se encarga de seleccionar la cantidad, repostar el vehículo y cobrar la cuantía correspondiente. En este tipo de gasolineras no hay personal, es el cliente el que lo realiza todo como antes comentamos, por lo que esta empresa no genera apenas empleo, ni siquiera en su pésimo mantenimiento.
Aquí es donde nace otro aspecto polémico. El escaso mantenimiento que estas gasolineras tienen. Esto se traduce en filtraciones de agua, peligros de repostaje y anomalías en el surtidor.
Por último otro motivo a tener en cuenta tiene que ver con la seguridad. En el momento en el que pagamos y suministramos el combustible la seguridad es nula. Lo único que nos proporciona algo de seguridad son unas cámaras que en muchos casos no graban en tiempo real. Debido a esto el número de atracos a clientes en este tipo de gasolineras está a la orden del día.
¿Gasolina más barata pero de peor calidad?
Pero el tema más discutido sin duda es la calidad del combustible. Suministran gasolina y gasóleo más baratos para restar competitividad a las gasolineras tradicionales. Como computo general propician 5€ de ahorro por depósito.
En un principio la calidad sí es la similar puesto que el combustible es suministrado por la misma compañía CLH. Compañía Logística de Hidrocarburos, única autorizada en España para distribuir el combustible de las refinerías. Desde aquí no discrimina entre estaciones «low-cost» y las tradicionales, por lo que ambas gasolineras reciben el mismo material.
El descuento de las «low-cost» viene de mano de la ausencia de personal, de servicios adiciones, del bajo coste de montar estas gasolineras y del bajo mantenimiento que tienen. Ahora sí, este bajo mantenimiento puede ser que se vea reflejado en los combustibles que ofrecen.
La distribuidora CLH también ofrece servicios de aditivado de combustibles a las gasolineras. Aquí es donde las gasolineras tradicionales marcan la diferencia. Estás suministran combustibles aditivados, que los promocionan activamente para así justificar el mayor precio de sus combustibles.
Y ustedes. ¿que opinan sobre este tipo de gasolineras?