Un estudio del RACC ofrece datos sobre las incidencias que se pueden producir en verano. Las más habituales están relacionadas con el sistema general eléctrico del vehículo (un 46% de los casos). El 30% son problemas con las baterías (descargadas, defectuosas…). En un 22% de los casos se producen por despistes del conductor (dejarse las luces encendidas).
¿QUE HACEMOS SI EL COCHE NO ARRANCA?
Los extremos no son buenos. Si en invierno es más probable tener problemas de arranque por fallos en las baterías y calentadores de los motores diésel, el verano tiene también sus peligros. El calor ha podido hacer estragos en la batería o las baterías del coche, según modelo. Otra causa es que te hayas dejado toda la noche las luces encendidas.
La pregunta siempre es cuándo sustituirla. A partir del cuarto año -o si ya se te ha descargado completamente dos veces- es el momento de planteárselo. Además, antes de fallar por envejecimiento, dan fallos que permiten anticiparse a su ‘deceso’ -sobre todo en coches pequeños-: cuando las luces bajan mucho al arrancar o el motor se cala con más facilidad de lo habitual, es el momento de ir comprando una nueva.
De toda la vida cuando no arrancaba un vehículo, se utilizaban las pinzas, es decir, dos cables con pinzas en su extremos. Con la ayuda de otro vehículo arrancado, ayudábamos al nuestro a que pudiese arrancar. Es un sistema que los fabricantes de vehículos están desaconsejando, ya que podemos dañar la electrónica con la que cuentan los vehículos actualmente.